El ciberacoso se ha convertido en una experiencia tan traumática como el propio acoso físico. Los agresores encuentran en las herramientas virtuales una vía para intimidar psicológicamente a sus víctimas y salir impunes de la situación. Los niños son especialmente los más vulnerables. Según datos, uno de cada cuatro niños de edades comprendidas entre los 12 y los 17 años ha experimentado el ciberbullying alguna vez en su vida.

Las consecuencias de este problema son mucho más graves de lo que creemos. Los niños suelen volverse más reservados e introvertidos, su rendimiento escolar se resiente y pueden presentar conductas agresivas, depresivas e, incluso, llegar a autolesionarse. En este sentido, la empresa de soluciones de seguridad informática Kaspersky Lab, ha trabajado conjuntamente con psicoanalistas infantiles de todo el mundo para recopilar 5 recomendaciones sobre cómo apoyar a las víctimas de ciberacoso:

1. Apoya a tu hijo

Mostrar todo nuestro apoyo sin prejuicios y sin juzgar a nuestro hijo. En la primera etapa, nuestro hijo necesitará escuchar que estamos ahí para apoyarle con total cariño y aceptación, independientemente de lo que haya sucedido.

2. No descuides el problema sin alarmismo

Es importante no restarle importancia a lo sucedido. En el momento en que ocurra, un ataque de ciberacoso se convertirá en lo más importante en la vida de nuestro hijo, y su estado emocional será más vulnerable y no podrá pensar de manera racional. Por esta razón, es importante transmitirle a nuestro hijo que se trata de una situación seria y que su dolor está más que justificado.

3. Nunca culpes a tu hijo

No te anticipes a la hora de discutir de forma racional. Como padres, debemos evitar sugerir que nuestro hijo puede haber provocado la situación, incluso si esto es cierto, ya que provocará la pérdida inmediata del entendimiento y la confianza que nos ha llevado tanto tiempo ganar.

4. Hazle ver que le entiendes

Es importante transmitir a nuestro hijo que sentimos lo que él siente y que somos capaces de ponernos en su piel, poniéndole como ejemplo situaciones similares que hayamos vivido. No obstante, no debemos decirle que hemos sufrido más que él o que afrontamos la situación sin ayuda de otras personas.

5. Háblale del problema

Hablar del incidente una vez se tenga la confianza suficiente. Llegado ese momento y solo ese momento en que tengamos toda su confianza, podremos hablar abiertamente del suceso, dejando que el niño se exprese con sus propias palabras y sin anticiparnos a lo que va a decir, para que así se libere de la carga.